La elección de las ventanas en un proyecto de construcción o rehabilitación no es un asunto menor. Estos elementos arquitectónicos representan uno de los principales puntos de intercambio térmico y acústico entre el interior y el exterior de cualquier vivienda. En la actualidad, las ventanas de doble acristalamiento se han consolidado como una solución imprescindible para quienes buscan mejorar el confort del hogar, reducir la factura energética y cumplir con las exigencias normativas cada vez más rigurosas en materia de eficiencia energética. Este artículo explora en profundidad cómo funcionan estas ventanas, qué beneficios aportan y qué criterios considerar para su correcta selección e instalación.
Qué es el doble acristalamiento y cómo funciona en tu vivienda
Composición técnica de las ventanas de doble vidrio
El doble acristalamiento, también conocido como unidad de vidrio aislante, consiste en dos hojas de vidrio separadas por una cámara intermedia que puede estar rellena de aire deshidratado o de gases inertes como el argón o el kriptón. Esta cámara, cuyo espesor oscila habitualmente entre 12 y 16 milímetros, resulta fundamental para el desempeño del conjunto. Los dos paneles de vidrio se mantienen unidos mediante un sellado hermético que garantiza la estanqueidad del sistema y evita la entrada de humedad, lo que podría provocar condensación interna y pérdida de eficacia. El marco que sostiene estos vidrios puede estar fabricado en PVC, aluminio con rotura de puente térmico o madera, cada material con sus propias ventajas en términos de aislamiento, durabilidad y estética.
La estructura general del doble acristalamiento incorpora varios elementos clave: las hojas de vidrio, que pueden tener espesores diferentes para optimizar el aislamiento acústico; la cámara de aire o gas, que actúa como barrera térmica; el sellado hermético perimetral, que asegura la integridad del sistema; y el marco, que debe estar diseñado para minimizar los puentes térmicos. Estos componentes trabajan en conjunto para ofrecer un rendimiento superior en comparación con las ventanas de un solo vidrio, que constituyen el estándar en edificaciones más antiguas.
Principio de funcionamiento del aislamiento térmico
El principio básico que explica la eficacia del doble acristalamiento radica en la interrupción del flujo de calor. Cuando el aire caliente del interior de la vivienda se acerca al vidrio, la cámara intermedia actúa como un colchón aislante que dificulta la transmisión de ese calor hacia el exterior. En lugar de perder energía de forma directa, el calor encuentra una barrera que reduce significativamente su tasa de escape. Este fenómeno se mide mediante la transmitancia térmica, conocida como valor U, que indica la cantidad de calor que atraviesa el vidrio por metro cuadrado y por grado de diferencia de temperatura. Cuanto menor es este valor, mayor es la capacidad aislante del conjunto.
En climas fríos, este comportamiento se traduce en una menor necesidad de calefacción, ya que el calor generado en el interior permanece más tiempo en la vivienda. Durante el verano, el doble acristalamiento contribuye a mantener la frescura interior al impedir que el calor exterior penetre con facilidad. Este doble efecto beneficia el confort térmico durante todo el año y reduce la dependencia de sistemas de climatización, lo que repercute directamente en el consumo energético y en la huella ambiental del hogar.
Beneficios energéticos y económicos del doble acristalamiento
Reducción del consumo energético y ahorro en calefacción
Una de las ventajas más destacadas del doble acristalamiento es su capacidad para disminuir el consumo de energía destinada a calefacción y refrigeración. Según estudios del sector, el reemplazo de ventanas convencionales por unidades de doble acristalamiento puede generar un ahorro energético de hasta un cuarenta por ciento. Esta cifra resulta especialmente relevante en edificios antiguos, donde las ventanas suelen representar el punto débil de la envolvente térmica. La reducción de la pérdida de calor se traduce en una menor activación de los sistemas de calefacción, lo que implica un consumo eléctrico o de combustible significativamente inferior.
El ahorro económico derivado de esta mejora en la eficiencia energética no tarda en hacerse notar en la factura mensual. Aunque la inversión inicial en ventanas de doble acristalamiento puede parecer elevada, el período de amortización suele situarse entre cinco y diez años, dependiendo de las condiciones climáticas locales y del tipo de sistema de climatización empleado. A partir de ese momento, el ahorro acumulado se convierte en un beneficio neto que perdura durante toda la vida útil de la ventana, estimada en quince a veinte años o más, según el mantenimiento y la calidad de los materiales.
Mejora del confort térmico durante todo el año
Más allá del aspecto económico, el doble acristalamiento aporta una sensación de confort que mejora de forma notable la calidad de vida en el hogar. En invierno, la superficie interior del vidrio se mantiene a una temperatura más cercana a la del ambiente, lo que evita la sensación de frío irradiado que suele percibirse al estar cerca de ventanas de un solo vidrio. Este fenómeno, conocido como radiación fría, puede resultar incómodo incluso cuando la temperatura del aire es adecuada. Al minimizar esta transferencia, el doble acristalamiento crea un entorno más homogéneo y agradable.
Durante los meses más cálidos, el doble acristalamiento contribuye a mantener una temperatura interior estable, reduciendo la necesidad de activar el aire acondicionado con tanta frecuencia. Además, cuando se emplean vidrios bajo emisivos o de control solar, se puede limitar aún más el ingreso de radiación solar, evitando el sobrecalentamiento de las estancias orientadas hacia el sur o el oeste. Este equilibrio térmico no solo mejora el confort físico, sino que también favorece el bienestar emocional al crear espacios interiores más acogedores y menos expuestos a fluctuaciones bruscas de temperatura.
Normativa vigente y certificaciones energéticas para ventanas

Requisitos del Código Técnico de la Edificación
En España, el Código Técnico de la Edificación establece los requisitos mínimos que deben cumplir los edificios en materia de seguridad, habitabilidad y eficiencia energética. Desde la actualización de 2021, el CTE ha reforzado las exigencias relativas al aislamiento térmico de la envolvente, incluyendo las ventanas. Según la zona climática en la que se ubique la vivienda, se establecen valores máximos de transmitancia térmica que las ventanas no deben superar. En zonas cálidas como las clasificadas como A y B, el valor U debe ser igual o inferior a 3,0 W por metro cuadrado y por grado Kelvin. En zonas templadas, como la C, este límite desciende a 2,6, mientras que en las zonas más frías, D y E, se exige un valor U máximo de 1,8.
Además del aislamiento térmico, el CTE regula otros aspectos técnicos de las ventanas, como la permeabilidad al aire, la estanqueidad al agua y la resistencia al viento. Estos parámetros aseguran que las ventanas no solo sean eficientes desde el punto de vista energético, sino que también ofrezcan durabilidad y seguridad frente a condiciones climáticas adversas. El factor solar, representado por la letra g, también está regulado, especialmente en climas cálidos, donde se busca limitar el ingreso de radiación solar para evitar sobrecalentamientos. En estos casos, se recomienda un factor solar igual o inferior a 0,5, mientras que en climas fríos se permite un rango entre 0,5 y 0,65 para aprovechar la ganancia solar en invierno.
Impacto en la calificación energética de la vivienda
La elección de ventanas de doble acristalamiento tiene un impacto directo en la calificación energética del inmueble, un indicador que se ha vuelto cada vez más relevante tanto para compradores como para inquilinos. Una vivienda con una buena calificación energética, que se sitúe en las letras A, B o C, resulta más atractiva en el mercado inmobiliario y puede alcanzar un mayor valor de venta o alquiler. La instalación de ventanas de doble acristalamiento contribuye a mejorar esta calificación al reducir la demanda energética del edificio, lo que se traduce en una menor emisión de gases de efecto invernadero y en un menor consumo de recursos no renovables.
Además, las ventanas de doble acristalamiento favorecen el cumplimiento de los estándares establecidos por las certificaciones energéticas, como el certificado de eficiencia energética que es obligatorio en España para la venta o alquiler de inmuebles. Este documento refleja el comportamiento energético del edificio y otorga una calificación que va desde la A, más eficiente, hasta la G, menos eficiente. Mejorar el aislamiento de las ventanas es una de las intervenciones más efectivas para ascender en esta escala, lo que no solo beneficia al propietario en términos económicos, sino que también contribuye a la sostenibilidad ambiental al reducir la huella de carbono del hogar.
Guía práctica para elegir e instalar ventanas de doble acristalamiento
Tipos de vidrio y cámaras de aire disponibles
El mercado ofrece una amplia gama de opciones en cuanto a tipos de vidrio y configuraciones de cámara, lo que permite adaptar las ventanas a las necesidades específicas de cada vivienda. Entre los vidrios más comunes se encuentran los de aislamiento térmico reforzado, que incorporan una capa bajo emisiva capaz de reflejar el calor hacia el interior en invierno y de limitar su ingreso en verano. Estos vidrios, conocidos también como vidrios bajo emisivos, son especialmente recomendables en climas con amplias variaciones estacionales. Por otro lado, los vidrios de control solar están diseñados para reducir el ingreso de radiación solar sin comprometer la luminosidad interior, lo que resulta ideal para fachadas expuestas a una intensa insolación.
Los vidrios laminados acústicos constituyen otra variante de gran interés, especialmente en entornos urbanos donde el ruido exterior puede afectar la calidad de vida. Estos vidrios están formados por dos o más láminas unidas mediante una película plástica que amortigua las vibraciones sonoras, logrando reducciones de hasta cuarenta y dos decibelios. En cuanto a las cámaras de aire, es posible optar por rellenos con gases inertes como el argón o el kriptón, que ofrecen una conductividad térmica inferior a la del aire común, mejorando así el aislamiento térmico del conjunto. La combinación de diferentes espesores de vidrio también contribuye a optimizar el aislamiento acústico, siendo común emplear configuraciones asimétricas como cuatro, dieciséis y seis milímetros en lugar de cuatro, dieciséis y cuatro.
Criterios de selección según clima y orientación
La ubicación geográfica y la orientación de la vivienda son factores determinantes a la hora de seleccionar las ventanas de doble acristalamiento más adecuadas. En zonas frías, conviene priorizar el aislamiento térmico y optar por vidrios bajo emisivos que maximicen la retención de calor. En estos casos, un valor U bajo es fundamental para minimizar las pérdidas energéticas. Por el contrario, en regiones de clima cálido, resulta más relevante controlar el ingreso de radiación solar mediante vidrios de control solar que mantengan el interior fresco sin necesidad de recurrir constantemente al aire acondicionado.
La orientación de las ventanas también influye en la elección. Las fachadas orientadas al sur o al oeste reciben una mayor cantidad de radiación solar durante el día, por lo que se benefician de vidrios con un factor solar reducido. En cambio, las ventanas orientadas al norte, que reciben menos luz solar directa, pueden emplear vidrios con un factor solar más elevado para aprovechar al máximo la luz natural. Además, en entornos ruidosos como avenidas principales o zonas próximas a aeropuertos, conviene optar por configuraciones que prioricen el aislamiento acústico, combinando vidrios laminados con cámaras de aire de mayor espesor. La elección del marco también es relevante, siendo las ventanas de PVC y las de aluminio con rotura de puente térmico las opciones más eficaces para evitar pérdidas de energía a través del perfil.
Por último, resulta recomendable contar con el asesoramiento de profesionales especializados que puedan evaluar las particularidades de cada proyecto y proponer soluciones a medida. La instalación correcta es tan importante como la calidad del producto, ya que un montaje deficiente puede comprometer el rendimiento del doble acristalamiento y generar filtraciones de aire o humedad. La norma UNE-EN 12488:2017 establece los criterios de calidad y durabilidad que deben cumplir las instalaciones, garantizando que el sistema funcione de manera óptima a lo largo de toda su vida útil. Con una elección adecuada y una instalación profesional, las ventanas de doble acristalamiento se convierten en una inversión rentable que mejora el confort, reduce el consumo energético y aumenta el valor del inmueble.
